“Cuando Dios quiere que tu hagas algo, tu crees que es tu propia idea”. Ram Tzu.
“Las dificultades de la vida existen para que podamos experimentar quiénes no somos, antes de recordar quiénes somos realmente”. Robert Schwartz. El plan de tu alma.
Hace cinco años dejé de beber alcohol. No creo en los radicalismos ni en los fanatismos, pero desde fuera, supongo que resultaré un pelín extremista.
Como ahora me ha dado por el yoga, muchos asocian mi abstinencia a su práctica. Tampoco me gusta la idea de enfrascarme en la idea de que no bebo, porque de alguna manera me crea un veto absurdo e inquebrantable conmigo misma.
De pequeña, viví la enfermedad de la adicción a las drogas en mi familia. Por eso me gustó siempre la idea de que cada uno de nosotros elegimos a nuestros padres antes de nacer, -como también las dificultades por las que pasaremos-, y que nacer donde hemos nacido no ha sido accidente ni casualidad. Lo vivido, desde luego, siempre se fue reformando en un campo de exploración donde refugiarme para poder comprender aspectos que no me gustaban de mi manera de ser más tarde, y comenzar a atisbar la idea de que todo el control que creía tener sobre mi vida era solo un género raro de embrujamiento. Después empecé a darme cuenta que las dificultades con las que la vida me va confrontando, son una vía valiosa de apertura a mi propia sabiduría, la sabiduría de todos. Una sabiduría, que por alguna insólita razón, las personas tienen miedo de desaguar y atender. Por lo general, preferimos vivir con los velos puestos.
Creo que a todos los que hemos vivido una historia de drogas cercana nos ha asaltado en algún momento de nuestra vida la misma pregunta: ¿y si me toca a mi también la papeleta? Y siempre cuando bebía y salía de fiesta, cargaba cierta culpa insospechada. Una culpa que nunca se cansaba de dejarme en paz de manera amable.
Sí ya de por sí, los límites y yo no somos grandes amigos, beber para mi simbolizaba una evasión de mi, donde además de perder los límites, se magnificaba mi indecisión, y donde mis resacas emocionales de domingo se dilataban hasta los miércoles, y las sensaciones que las noches de fiesta me dejaban a los días siguientes se convertían en el eco de muchos diálogos conmigo misma, a lo que siempre llegaba a la misma conclusión: no quiero más esto, no me hace bien, no me compensa perder.me de esta manera. porque a las profundidades de un caos emocional demasiado confuso como para poder sostenerlo por mucho tiempo de una manera madura.
Así que después de mucho observar.me, creía pensar que mi manera de relacionarme con el alcohol, era mi manera de prevención de generar una intimidad conmigo misma. Bebía para estar fuera, des.inhibirme y para hacer cosas que no me atrevía a hacer estando sobria. Y aquí no está en cuestión que yo bebiese mucho o poco, lo que vendría a ser decisivo era lo que ello representaba inconscientemente para mi, algo que sigo tratando de averiguar.
Todo esto, sumado a ocho meses de cita diaria conmigo en India, más que estuve trabajando cuatros años con el Método DeRose (donde los instructores ni beben ni fuman ni toman drogas), y a que me encendí con uno de los libros de Deepak Chopra que decía que todas las personas que tienen problemas de relación con alguna sustancia (alcohol, cocaína, marihuana..) son unos buscadores en potencia, me encontré un día diciendo: no, no bebo alcohol, no más. Eso de ser buscadora me gustaba, y quise cambiar el alcohol por probar lo del yoga, la meditación, y todas esas prácticas que empezaba a escuchar por todas partes que liberaba un potencial escondido hacia la creatividad. Así que cambié una adicción por otra.
Y este post viene a que últimamente muchos me preguntan asustados qué por qué no bebo alcohol. Y yo les digo que no lo sé, que no me gusta, y les cuento esta historia. Y ahora ya tengo menos amigos, menos resacas, y me están creciendo flores.
“la iluminación está absolutamente más allá de tu esfuerzo por cambiar la manera en la que vives, o aún de cambiar la vida en absoluto. Tiene que ver con un cambio total en la comprehensión de «quién» es quien vive”, leía a Tony Parsons esta mañana, así que lo de beber o no beber, hacer o no hacer yoga, jugar o no jugar, etc, me temo que es todo lo mismo: otros de los muchos entretenimientos egoicos con los que la vida me va entreteniendo para hacerme creer que soy alguien y que llevo el mando sobre algo a lo que en coacciones se me escapa y llamo mi vida, como si hubiese vidas separadas.
“La gente que busca drogas realmente lo que busca es la meditación; están buscando algo en el camino equivocado. Su búsqueda es totalmente correcta, pero su dirección está equivocada.” Osho.
Fotografía: Neil Krug. www.neilkrug.com.